La primera noticia que hay
de Pelegrina se remonta al Siglo XVI, que pertenecía al obispado
de Sigüenza y contaba con cincuenta vecinos, teniendo en el
año 1862 aproximadamente 300 habitantes y aumentando rápidamente
en 1885 a 484 habitantes con 202 edificios. En la actualidad apenas
llega a la decena, pero con una población adicional de fin
de semana y un elevado número de turistas.
Se encuentra situado a 1.000 metros de altitud,
en el promontorio de la sinuosa garganta horadada por el río
Dulce en el punto donde éste se abre al valle. El promontorio
peñascoso del castillo se une por un istmo a la meseta. En
la ladera del istmo se fundó el pueblo, con calles muy estrechas,
teniendo dos barrios: el del Sol, en la ladera sur que mira a la
garganta del río, y el del Frío, que mira al valle.
Las márgenes del río en esta zona
están rodeadas con álamos blancos, sauces llorones,
choperas, nogales y huertas, mientras que la vega de Pelegrina es
un vergel, rodeado de un monte poblado de robles y extensas zonas
de romeros y matorrales diversos.
Pelegrina dispone solamente de una iglesia, de estilo
románica, erigida en el siglo XII bajo la advocación
de la Santísima Trinidad y con el patrocinio de los obispos
seguntinos. Dispone de un coro elevado a sus pies y de pila bautismal.
Está emplazada en el centro del pueblo, aproximadamente en
la mitad del camino de subida al castillo.
Tanto las vistas del pueblo desde la hoz del río
Dulce como las de la hoz desde el castillo son maravillosas, con
mención especial a las buitreras, que plasmó en sus
documentales de animales el famoso Félix Rodríguez
de Lafuente, al cuál se le erigió un Mirador como
recordatorio.
Como curiosidad, el acceso propio del castillo
no eran las calles del lugar, sino un camino empedrado en cuesta
que nacía en la hoz del Dulce, subiendo por la ladera del
promontorio y cruzando bajo el antiguo recinto exterior. De éste
todavía quedan trozos de su viejo empedrado.
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