El castillo de Pelegrina se emplaza en lo alto del
largo y estrecho promontorio rocoso rodeado por la hoz del río
Dulce, dominando y cerrando el valle. Ocupa una pequeña plataforma
en lo más alto del risco. Por el norte y noreste desciende
mediante una pronunciada pendiente al pueblo y valle. Por el oeste
es un despeñadero y por el sur baja más suavemente
hasta la hoz del río.
La fortaleza está rodeada de un pequeño
muro exterior, relativamente amplio por el noreste y sur, pero por
el norte y en especial por el oeste es un estrecho camino de ronda.
De sus muros quedan pocos restos, excepto la puerta de acceso al
recinto exterior.
El castillo es alargado de norte a sur, de planta
poligonal y con cuarenta y cinco metros de longitud. Los muros son
de sillarejo, de metro y medio de espesor y altura aproximada de
ocho, con almenas que disponían de saetera. La defensa se
hacía desde el adarve, ya que dada su ubicación imposibilitaba
la aproximación de máquinas de guerra para batir el
muro.
La puerta está situada en el lado sur, entre
dos torres cilíndricas macizas, con un matacán con
objeto de defender la puerta desde arriba. Dispone de cubos a modo
de contrafuertes de las cortinas, una gran torre maciza en la esquina
noroeste y los vestigios de una torre habitable que hubo en el nordeste,
derribada por los franceses, así como la cortina inmediata,
en la que también había cubos contrafuertes.
La torre noroeste disponía de una habitación
en su porción más alta. La torre del homenaje estaba
adosada al muro norte, de planta cuadrilátera con estancias
en dos pisos, comunicadas con el interior.
El interior del castillo de Pelegrina, disponía
de un patio con aljibe para recoger las aguas pluviales, y circundando
aquel había habitaciones ordenadas en dos pisos.
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